Podría pedirte que me amases.
No me lo negarías, solo por mantenerme feliz dibujarías mentiras en mis labios.
Y yo no te decepcionaría, sería completamente feliz deshaciéndome en tus besos.
Sin embargo me lo niegas.
Y la fantasía sigue ahí.
El sentimiento cálido cada vez que me besas, o los jugueteos cada vez que me muerdes o me aprietas con fuerza contra ti.
Los momentos eternos que atesoro segundo a segundo para paladear en cuanto te duermas a mi lado y siga recorriendo tu cuerpo con mis dedos.
No importa si lo sientes o no, aunque duela saber que no soy la única en probarte.
No importa nada, porque mi sonrisa sigue ahí, aunque parezca imposible.
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