Marta tiembla con cada palabra, con cada promesa, con cada pregunta.
Le mira a los ojos y encuentra en ellos la tranquilidad que buscaba, le roba pocas horas, y se le hacen incluso más cortas.
Pasa el día pensando como estará, que hará, cuando volverá a verle, cuando volverá a besar esos cálidos y suaves labios, cuando le hará el amor de nuevo.
Se imagina entre sus brazos y tiembla ante su recuerdo.
El recuerdo de sus manos, de su lengua, de su aliento sobre el cuello, cierra los ojos y sonríe, pero también tiene ganas de no desear verle más.
Y es que la palabra "amor" dejó de significar algo para ella, y darle un nuevo papel en su vida se le hace horriblemente difícil.
Porque admitir que quizás se esté enamorando nunca le dio tanto miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario