Imagina hablar por primera vez con una persona, alguien a quien ves con una risa constante y del que no sabes nada excepto el nombre.
Imagina que un día estás triste, hundida, pero aun así él consigue animarte a que salgas por la noche y lo olvides todo.
Con un beso.
Como si fraccionase parte de su sonrisa para regalártela a ti y su lengua la pegase contra tus labios.
Te tiemblan las piernas, y no sabes si es por la sorpresa o por el calor que ha comenzado a recorrerte desde los labios hasta la punta de los pies.
Jamás te habían besado con tal intensidad, y a penas sabes donde colocar los brazos para no terminar de pegarlo contra tu pecho.
Decides que no es tan malo pasar página, y pese a que no entiendes como de repente todo haya podido desaparecer, te dejas llevar.
El titulo de tu nueva historia lleva su nombre, pero no lo firmas, decides simplemente dejar que los días pasen, dejar que todo fluya como deba hacerlo, no anticipar cosas, solo disfrutarlas.
Y te encuentras viviendo plenamente, gracias a él.
A quien nombras "Rey de las sonrisas" en tu reino inventado.
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